LIDERAZGO: Perder es peor que parir!

Me encantan los deportes y estas pasadas semanas he estado de pláceme y he podido apreciar el alto rendimiento de los atletas, de sus equipos y de sus “coaches” o líderes.  Es impresionante ver lo que hacen, como lo hacen y como lo celebran. 

Culson ganó bronce y aunque no era lo que él esperaba ni un país completo, definitivamente es una razón para celebrar y festejar.  Sobre todo en Puerto Rico que celebramos todo.

Les tengo que ser honesto, en algún momento pensé que toda la presión que se puso sobre nuestra mayor oportunidad de medalla sería demasiada responsabilidad para nuestro Javier y que al final no ganaría medalla.  Pero nos demostró de lo que era capaz ante los ojos del mundo y aunque fue como correr una montaña rusa al final salió airoso.  Pensándolo bien así mismo es la vida, con altas y bajas.  De igual forma así son los negocios.

Las empresas más importantes hoy día – Apple y IBM (entre otros) – han tenido sus altas y bajas, incluso en su momento pensaron no sobrevivirían.  Por otro lado el cementerio corporativo está lleno de grandes empresas con grandes batallas y lamentablemente no lo lograron. 

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Llegar segundo en las ventas y en los deportes!

La realidad es que ningún equipo ni compañía llega a la cima y sigue corriendo al frente del grupo desde su creación. La entropía y competencia hacen un buen trabajo en terminar con las dinastías y nivelan el campo de juego.  No, ganar no es fácil mis amigos.  Por eso es que se siente tan bién cuando ganamos.  

No hay nada mejor que una buena batalla o carrera y venir de atrás y ganar en contra de todas las apuestas.  Es lo que en realidad te hace sentir vivo.

Entonces, estamos claro de que ganar es bueno, no es fácil ganar una y otra vez y es aun más difícil cuando has sido derrotado alguna vez. Eso ya lo hemos establecido.

Así que si en tu vida has salido airoso o te han contado hasta diez mientras estas en la lona, hay 4 cosas que hacen la diferencia para cualquier empresa, organización o equipo.

Liderazgo, verdadero liderazgo.  Hay una tendencia sobre el crowdsourcing (distribución de tareas y responsabilidades entre un equipo) y su pensar de que los lideres están sobrevalorados o no hacen tanta falta.  Eso es basura.  Cambiar el curso de cualquier empresa comienza con liderazgo o no termina bien.  En mi opinión además de liderazgo, toma ideas innovadoras, entender lo que está pasando, crear un nuevo camino y galvanizar el equipo.

La realidad de cómo llegaste donde estas.  Hay que aceptar, reconocer y entender en la situación actual y como llegamos a la misma.  Si no entiendes de dónde vienes y como llegaste, no sabrás como cambiar el rumbo de tu empresa y/o equipo hacia la nueva dirección. 

Manejar el balance final.  ¿Cómo sabes cuándo es el momento de cambiar el rumbo de una empresa? Sencillo, es cuando se está acabando el dinero y las opciones.  Mientras más rápido te des cuenta que está sucediendo más rápido podrás tomar los pasos para cortar los gastos y manejar el balance final.  Recuerda, para que cualquier cosa pueda crecer tiene que estar saludable, en este caso financieramente.

Dirección inspirada.  Claramente las cosas han cambiado -  internamente, externamente o ambos- sino la empresa no tendría problemas.  Con un nuevo liderazgo, un claro entendimiento de la situación, control de gastos, la última pieza del rompecabezas es establecer las acciones y el camino a tomar.  Una dirección que ofrezca un valor único a los clientes y una estrategia que le gane a la competencia.  Al final del día es la ejecución lo que cuenta.

Comentario:  Mi papa decía que perder era peor que parir.  No se cuan verdad sea eso porque yo nunca he parido y las mujeres que si lo han hecho y me cuentan del proceso parecen solo recordar ver y tener en sus brazos a sus retoños por primera vez.  Y obviamente muchas vuelven a parir, no sé si porque el dolor se olvida o porque la recompensa de un hijo es mayor que cualquier dolor en el mundo, pero yo recuerdo mis peores derrotas como si fuera ayer y en ocasiones al recordarlas tenso la quijada y cierro los ojos como si corriera en una montaña rusa.