Luego de varias semanas sin poder escribir hoy puedo sacar un poco de tiempo para compartir con ustedes algo que llevo pensando hace unos días.
Durante nuestras vidas conocemos personas inteligentes, competentes, con muchas energías e impulso y por alguna razón no llegan más allá de lo que se espera. Como dirían en los deportes, son eternos prospectos y nunca se convierten en súper “estrellas”. En ocasiones, escalan a un punto en sus vidas y de repente caen… sin razón aparente. Lo he visto varias veces y creo lo he vivido también. Lo he visto en todos los niveles profesionales. El problema es que en muchas ocasiones, mientras vamos cayendo nos llevamos enredao’ a varias personas.
La caída de muchas de estas personas a mi entender es que han alcanzado su nivel de incompetencia. Si, así mismo, han alcanzado su nivel de incompetencia. Una vez llegan a su nivel, es cuestión de tiempo antes de su caída. Pero claro, eso es solo una de las muchas razones por la que la gente se hace ineficiente. A mi entender hay varias razones por lo que esto pasa, estas son:
Se convierten en sabelotodos: Por lo general la razón principal por lo que la gente fracasa es que quieren “c….. más arriba del c….”. La gente pierde la humildad y la objetividad y comienzan a pensar que tienen todas las respuestas. No solamente pierden la perspectiva – piensan que no la necesitan. Se creen sabelotodos!!!!
Tienen una agenda personal: Si eres un empresario y este es tu negocio, tu sueño, es tu agenda la que debes velar. Haz lo que te de la gana y al que no le guste… Pero cuando trabajamos para otro no podemos poner nuestros intereses y agendas sobre las de la empresa, no importa en el nivel jerárquico que te encuentres, los intereses de la empresa siempre tendrán prioridad sobre los personales. No hay forma de ser eficiente de esta manera.
Se nos agota la gasolina: Cada día la competencia es más fuerte, debido a la economía y la situación política tenemos que mantenernos evolucionando todo el tiempo y compitiendo. Lo que era suficiente ayer, hoy puede ser que no sea suficiente. Hay que mantenerse mejorando y compitiendo todo el tiempo.
Nuestro pasatiempo favorito: Cuando comenzamos a culpar otros por nuestros errores. Cuando no somos responsables de nuestros actos.
Perdemos la Fe en nuestra empresa: Es difícil levantarse todas las mañanas e ir a trabajar a un lugar que sabemos va dirigido en la dirección incorrecta. En algún momento perdemos la Fe en lo que una vez nos inspiraba. Entonces nos volvemos aburridos, desmotivados y así no podemos mantenernos como líder.
Viejas estrategias: Ocurre todo el tiempo. Un día nuestras ideas y estrategias son buenas y vanguardistas y al otro día todo ha cambiado. En un mundo tan dinámico, de repente, lo que una vez era la “mejor” idea, ya nuestros clientes, nuestros jefes ni el mercado se identifican con ella.
No entendemos o no aceptamos las reglas: A veces queremos pintar el mundo con el color que nos gusta a nosotros. Marchamos al ritmo de nuestro propio tambor, rebeldes sin causa. Eso está bien, hazlo. Pero cuando trabajamos y alcanzamos una posición de responsabilidad máxima y liderazgo, cuando nuestras decisiones afectan la empresa, el mercado y los clientes, no tenemos la libertad de hacer lo que queremos ni cuando queremos ni cómo queremos. Como me decía mi madre.. “hay que aprender a jugar con los demás”.
Alcanzan su nivel de incompetencia: Alcanzar este nivel es cuando somos excelentes en una posicion y de repente al “jefe” se le ocurre promovernos. En muchas ocasiones esta movida funciona y vemos a personas excelentes alcanzar niveles mas alla de lo previsto. Ojala a todos se nos diera esta oportunidad. No obstante, a veces no porque una persona sobresale en una posicion significa que lo podemos colocar en un nivel de liderazgo, no es automatico que por ser exitosos en una posicion seremos exitosos en otra que requiere una caja de herramientas totalmente diferente.
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